De todos es sabido que de errores o casualidades se descubrieron inventos que hoy forman parte del día a día de las personas.
Como, por ejemplo, la penicilina; el científico Flemming investigaba la gripe en el año 1928 cuando observó que un moho azul-verdoso había matado a la bacteria staphylococcus al infectar la placa de Petri donde la estaba cultivando.
O el refresco de Cola; el farmacéutico Pemberton dió con ella al mezclar por error varios ingredientes mientras trabajaba en un medicamento para atacar el dolor de cabeza.
O el Post-it; el químico Silver trabajaba en 1970 en un pegamento fuerte, pero sólo consiguió un adhesivo que no pegaba mucho. Al separar dos trozos de papel pegados observó que el adhesivo se quedaba en los dos trozos de papel. No le pareció un invento útil. Cuatro años después, uno de sus colegas que siempre utilizaba puntos de libro y estaba cansado de ver cómo se caían, pensó en ponerles una capa de la pega de Silver. Comprobó que ya no se movían y las páginas no se rompían cuando los sacaba. De esta forma nacieron los Post-it, uno de los materiales de oficina más vendidos en la actualidad.
Asombroso, verdad? y hay muchos más: el horno microondas, las patatas chips, el marcapasos....muchos inventos!
Pues algo similar me ha pasado a mí! Claro que no creo que mi "descubrimiento" salga en la lista de los inventos descubiertos por error más importantes, jajaja.
Veréis, ayer preparaba muy ilusionada la masa para hacer los Roscos de anís que hacía mi abuela Ana para Semana Santa. Son una delícia y tienen mucho éxito en casa y entre mis amigos.
Pero me dejé llevar por la ilusión que me hace ponerme a trabajar masas con mi nueva batidora de varillas eléctrica que me trajeron sus Majestades los RRMM. Ainssss....no es una Kitchen-Aid (ya quisiera yo!) pero cumple muy bien con su función y yo estoy encantada!
Así que, cuando quise darme cuenta, había batido los ingredientes con las varillas eléctricas dándole un aporte de aire innecesario para esta receta. Porque esta masa debe trabajarse a mano! Ay!!! Pensé, qué hago ahora!!!! No puedo tirar esta masa, sería un pecado....mmmm....y entonces me dije "de perdidos al río!" y pasé toda la masa (bastante líquida, por cierto) a una bandeja de horno....y la horneé, claro!
Y el resultado ha sido el que veis. Un bizcochito plano, muy muy esponjoso y con el rico sabor de los roscos de anís que hacía mi abuela Ana. Cuando lo he visto, lo primero que me ha venido a la cabeza es que me recordaba a los sobados.
Mmmmm, delicioso, ideal para tomar con un vaso de leche espolvoreada con canela o con un buen café. En casa ha encantado y lo han devorado en un plis.
Además a mis hijas les ha gustado mucho que los decorara con estas cabecitas de conejitos de pascua que he hecho con Fondant.
Y ya no me enrollo más, paso a la Receta:
INGREDIENTES:
(tomar un vaso de agua para todas las medidas)
- 1 vaso lleno de huevos (clara y yemas)
- 1 vaso lleno de azúcar
- 1 vaso de anís o vino blanco
- 1 vaso lleno de aceite de oliva suave
- 3/4 de vaso de harina de trigo (en mi caso lo he hecho con harina de repostería sin gluten de ADPAN)
- 1 sobre de levadura
PREPARACIÓN:
Echar los huevos en un bol y batir con batidora eléctrica de varillas.
Añadir el azúcar y batir.
Echar el aceite y el anís o el vino blanco, y batir de nuevo.
Ir echando harina e ir batiendo.
Ha de quedar una masa muy líquida y esponjosa.
Volcar toda la masa en una bandeja para horno engrasada (yo he usado una del Mercadona de 24 cm.) y meter en el horno previamente calentado a 170º durante unos 45 minutos.
Retirar del horno cuando al pincharlo por el centro con un palillo éste salga seco.
Os quedará un bizcochito de 1 ó 2 cm de alto muy blandito y esponjoso.
Ponerlo sobre una bandeja a enfriar. Cuando aún esté templado, espolvorear azúcar blanquilla por encima.
Espero que lo probéis y os guste!
Próximamente os pasaré la receta original y la preparación correcta para los roscos de anís propiamente...sin errores!
Pero debo decir que ha valido la pena mi torpeza.
Anisados besos
Nona
